En el corazón de Villa Borghese hay un encantador lago artificial, rodeado de césped en suave pendiente, arbustos floridos y caminos sombreados. Este trazado de estilo inglés presenta senderos sinuosos, esculturas clásicas enclavadas en el follaje y bancos colocados para reflexionar tranquilamente. Cuando caminas por la orilla, te saludan los gráciles cisnes que se deslizan por el agua verde y tranquila y el suave susurro de los sauces que inclinan sus ramas hacia el lago.
Sobre una pequeña isla artificial en medio del lago se alza el Tempietto di Esculapio, un templo neoclásico dedicado al dios romano de la medicina. Construido a finales del siglo XVIII por Antonio y Mario Asprucci, el templo presenta esbeltas columnas jónicas y un frontón que cobija una estatua de Esculapio. Sólo se puede acceder a la isla en barca de remos, enmarcada por cipreses y afloramientos de piedra donde patos y tortugas toman el sol.